Seguramente habrás oído más de una vez la expresión “Esto está científicamente demostrado”, con lo que se da a entender que nos hallamos ante un conocimiento verdadero y que ha sido probado. Pero, ¿qué tiene la ciencia de particular para haber alcanzado tan alto reconocimiento? Vamos a intentar explicar, a continuación, qué es esa cosa llamada ciencia.
1.El origen de la ciencia.
El cielo estrellado o el movimiento del Sol, la Luna y los planetas motivaron muchos interrogantes entre las primeras civilizaciones. La ciencia surgió cuando el ser humano tuvo la convicción de que los fenómenos naturales podían integrarse en un sistema ordenado y coherente. De esta manera, perdían su apariencia azarosa y se convertían en inteligibles para la mente humana.
Como vimos en el tema de “La Filosofía”, en el siglo VI a. C. nació, en Grecia, una nueva forma de abordar cuestiones como la constitución y el origen del universo. La ciencia y la filosofía surgieron de una misma actitud crítica e indagadora frente a la realidad y, en principio, eran disciplinas indistinguibles.
Sin embargo, la ciencia se independizó de la filosofía y empezó a desarrollar unos métodos propios durante un período que, precisamente por eso, se conoce como Revolución Científica. Abarca los siglos XVI y XVII, y sus protagonistas son personajes como Kepler, Copérnico, Galileo o Newton…que, además de asentar las bases para la nueva ciencia, cambiaron la imagen que se tenía del mundo.
2. El desarrollo histórico de la ciencia.
2.1. En la Antigüedad.
Los filósofos de la Antigüedad caracterizaban el conocimiento científico como universal, necesario y organizado, defendían la unidad entre los conocimientos y consideraban que era un conocimiento cualitativo, no cuantitativo, que solo aspiraba a describir el mundo cotidiano, no a predecir fenómenos.
-El conocimiento científico es universal, necesario y organizado.
*Universal. Aristóteles considera que la ciencia no es una mera acumulación de datos concretos, sino que son principios generales, es decir, que se aplican a conjuntos de individuos.
* Necesario e indudable. La ciencia es un saber seguro y garantizado; una vez establecido no está sujeto a duda o revisión.
*Organizado. Se trata de un conjunto de conocimientos sistematizados, es decir, las ideas tienen una jerarquía y se enlazan de forma deductiva.
-La unidad del conocimiento. En la Antigüedad, el conocimiento se había dividido en tres ramas: la filosofía de la naturaleza- que estudiaba los cambios y transformaciones de la naturaleza-, la lógica- dedicada al razonamiento- y la moral- especializada en la conducta humana-. Cada disciplina tenía su ámbito de estudio distinto al resto, pero que se entendía de forma unitaria. Los estoicos, por ejemplo, representaban la unidad que formaban estas tres ramas con la imagen de un campo fecundo, donde “las cercas son la lógica; los frutos, la moral, y el terreno o las plantas son la física”. Esta imagen unitaria del conocimiento perdurará hasta la Edad Media.
-Conocimiento cualitativo. El conocimiento en la Antigüedad es de cualidades, no de cantidades. En la obra aristotélica, por ejemplo, las matemáticas proporcionan un conocimiento secundario de la realidad. Aristóteles, aspira. Por un lado a establecer definiciones universales, es decir, busca la esencia que permanece a pesar de los cambios, y que permite identificar una cosa como lo que es aunque se transforme; y, por otro, indaga sobre las razones de dicho cambio, es decir, la causa. La causa significa determinar el porqué se producen los cambios y los movimientos. Aristóteles distinguió cuatro maneras diferentes de responder a la pregunta “¿por qué ocurre algo?”, es decir, distinguió cuatro causas:
_Causa material. Se refiere a la materia de la que está hecho un objeto o ser vivo. Por ejemplo, en un ser humano, sus huesos y tejidos.
_Causa formal. Se refiere a la disposición y organización de la materia en un objeto o ser vivo.
_Causa eficiente. Se refiere al agente productor de un objeto o de su movimiento. Por ejemplo, en relación con la acción humana, la causa eficiente de una estatua es el artista, y la causa eficiente de los hijos son los padres.
_Causa final (el para qué). Se refiere al objetivo, al fin al que tiende un objeto. Por ejemplo, la causa por la que una persona coge una determinada guagua es porque quiere llegar a un lugar concreto.
2.2. En la Revolución Científica.
El sistema aristotélico dominó hasta el Renacimiento y su conocimiento era la base de las enseñanzas que se impartían en las universidades que aparecieron el Europa en la Edad Media. A finales del siglo XVI tuvo lugar un importante cambio científico, conocido como revolución científica, que se prolongó hasta el siglo XVIII. Durante esta época emergió una concepción del conocimiento científico que contiene numerosas innovaciones, aunque mantiene algunas ideas antiguas:
*La ciencia es un conocimiento universal, es decir, se aplica a un conjunto de individuos, y necesario, esto es, se considera que no puede albergar error; la actividad científica da como resultado afirmaciones verdaderas.
*La observación y los experimentos sustituyen al argumento de autoridad como tribunal para decidir si una idea es verdadera. Se estudian situaciones y casos ideales, en los que se prescinde de todos aquellos aspectos que perturban las mediciones e impiden que los datos se ajusten exactamente a las leyes propuestas.
*Lo cuantitativo se impone a lo cualitativo: las matemáticas se convierten en el instrumento para acceder al conocimiento.
*La predicción es más importante que la descripción.
*La pregunta que se plantean los científicos es cómo; ya no interesa investigar las causas ni el porqué.
Entre los autores que criticaron el estancamiento del aristotelismo y promovieron nuevos métodos científicos destacan, entre otros: Bacon, Descartes, Galileo y Newton.
2.2.1. Francis Bacon.
Francis Bacon (1561- 1626) fue uno de los autores más críticos con la visión del mundo heredada de Aristóteles, pero, por otra parte, no supo valorar la importancia de la revolución científica que se estaba produciendo en esa época. Consideraba que la forma tradicional de hacer ciencia era improductiva y estancada debido a que se había centrado en el método deductivo. Bacon reivindicó un nuevo método basado en la inducción en el que distinguía dos etapas:
_Tomar conciencia de todos los errores- a los que llamó ídolos- en los que puede incurrir el ser humano al razonar, como única manera de estar prevenidos y así evitarlos. Estableció cuatro tipos de ídolos:
- Ídolos de la tribu. Son errores comunes a toda la humanidad porque se encuentran en su propia naturaleza. Según Bacon, la naturaleza humana distorsiona la realidad cuando la percibe.
- Ídolos de la caverna. Son los errores individuales, achacables a la educación recibida, a las lecturas realizadas o a determinadas disposiciones naturales que llevan a que el ser humano se desvíe del auténtico conocimiento.
- Ídolos del foro. Son errores que proceden de una mala construcción del lenguaje, lo que lleva a que el sentido de las palabras sea poco claro y confuso.
- Ídolos del teatro. Son los errores que surgen al asumir la tradición de forma acrítica.
_Recoger datos y luego hacer generalizaciones utilizando el método inductivo.
- La recogida de datos se lleva a cabo mediante la elaboración de tablas en las que se recoge la información necesaria para elaborar una hipótesis.
- La generalización se realiza mediante la inducción. A partir de datos concretos se hace una generalización que se expresa en forma de hipótesis. La inducción garantiza que la hipótesis tenga una base empírica consistente y sólida.
2.2.2. Galileo Galilei.
El método que promovió Galileo (1564- 1642) se caracteriza por recurrir a la observación y la experimentación para establecer los hechos y por emplear el lenguaje preciso de las matemáticas para expresar las leyes científicas.
- La observación y la experimentación. Galileo fue muy crítico con el argumento de autoridad con el que los aristotélicos pretendían defender sus ideas. Para él, el conocimiento científico tiene que sustentarse en hechos, no en una autoridad. En su lugar, desarrolló instrumentos de observación como, por ejemplo, el telescopio, aparato que no inventó, pero que fue el primero en utilizar para un fin científico, y elaboró experimentos como los relacionados con un plano inclinado.
- La precisión matemática. Galileo consideraba que la naturaleza estaba escrita en caracteres matemáticos, y por esa razón defendía que las leyes científicas tenían que expresarse matemáticamente. Para lograr medidas precisas, desarrolló métodos como los empleados para medir el paso del tiempo (en su época no existían relojes).
Estos dos elementos constituyeron el fundamento de la ciencia moderna y la base de una nueva manera de hacer ciencia.
2.2.3. René Descartes.
Descartes (1596- 1650) también se dio cuenta de que era necesario cuestionar todo el saber heredado. Concluyó que la característica fundamental de la realidad era la extensión, es decir, consideraba que cualquier objeto material se caracteriza por poderse medir. De esta manera, las matemáticas pasaban de ser un instrumento secundario a ser una herramienta privilegiada para el conocimiento del mundo.
En el universo de Descartes no hay causas finales (noción clave en la ciencia aristotélica): todo se explica por leyes mecánicas. De las cuatro causas, la única que perdura es la causa eficiente. El conocimiento, para Descartes, sigue siendo seguro y firme, y propuso un método para alcanzar las ideas claras y distintas mediante la razón.
2.2.4. Isaac Newton.
Newton (1642- 1727) fue el modelo de científico moderno: su concepción de la ciencia, en la que se combinan matemáticas y experimentación tal como había enseñado Galileo, consistía en establecer leyes matemáticas universales con las que predecir fenómenos. No se preocupó por las causas de los fenómenos- el porqué-, sino por hallar cómo se producen para así poder predecirlos. Newton diseñó numerosos experimentos en los que buscaba aislar todas las posibles perturbaciones para estudiar el fenómeno en una situación ideal de la que derivar las relaciones matemáticas.
CIENCIA ANTIGUA | CIENCIA MODERNA |
La ciencia es universal y necesaria | |
Es cualitativa | Es cuantitativa |
Se basa en la descripción | Se basa en la predicción |
Se pregunta por qué: la causa | Se pregunta cómo |
Se basa en la observación, pero no en la experimentación | Se basa en la observación, la experimentación y en el estudio de situaciones ideales |
Para Aristóteles, el conocimiento se podía ampliar mediante observación; sus seguidores, en cambio, convirtieron a Aristóteles en autoridad indiscutible, y su conocimiento, en inmutable. | Rechaza la autoridad |
2.3.Época contemporánea.
El pensamiento contemporáneo sobre la ciencia tiene las siguientes características:
*La ciencia ya no se considera un conocimiento universal y necesario, sino provisional y sujeto a error, tal como han defendido autores como Popper. La concepción según la cual la ciencia proporciona un conocimiento seguro e infalible ha quedado desmentida, de hecho, por el propio desarrollo de la historia de la ciencia.
*La cantidad sigue siendo una de las preocupaciones fundamentales de la ciencia, pero gracias a la irrupción de concepciones como la teoría del caos retorna el interés por describir las cualidades.
*Además de predecir, aspira a describir el mundo y comprenderlo. La ciencia se sigue preguntando cómo (y, por tanto, interesándose por la descripción), pero de nuevo se pregunta por qué.
*Los científicos ya no se preocupan exclusivamente por las situaciones aisladas y controladas del laboratorio, sino por la complejidad de muchas de las situaciones que integran la realidad cotidiana, como el movimiento de las olas o las formas de las nubes.
*La ciencia moderna consideraba que la materia era pasiva y que se podía estudiar siguiendo unas leyes universales. En la ciencia contemporánea, sin embargo, se considera que la materia es activa, de manera que existe un principio de indeterminación y caótico en su seno.
La comprensión del mundo que se tiene en la actualidad se basa en la teoría de la relatividad- para comprender el universo y su evolución- y en la mecánica cuántica- para comprender los fenómenos subatómicos-.
Aunque la teoría de la relatividad ha sido revolucionaria porque ha obligado a reformular conceptos fundamentales de la física, como los de espacio y tiempo, materia y energía o gravedad, mantiene numerosas características propias de la ciencia moderna, como considerar que la naturaleza es perfectamente predecible.
La mecánica cuántica es una nueva física que nació para explicar el comportamiento extraño de las partículas subatómicas, que no seguían las leyes clásicas. Se trata de una ciencia abstracta y matemática que ha renunciado a mostrar una representación del mundo y que se desarrolla mediante un formalismo que ha superado numerosas pruebas experimentales y que se funda en la idea de la indeterminación.
A lo largo del siglo XX se ha desarrollado una nueva rama matemática, la teoría del caos, preocupada por describir la realidad en su complejidad: los procesos caóticos como el movimiento de las nubes y el clima en general o las turbulencias y remolinos que se forman en una columna de humo. Es una matemática preocupada por estudiar, por tanto, las perturbaciones que habían descartado los científicos modernos al construir sus modelos ideales. Se trata de una ciencia nacida a partir del análisis, que no aspira tanto a predecir como a describir matemáticamente lo que ocurre en la vida cotidiana, como los cambios cualitativos de estado.
La preocupación por la complejidad de la naturaleza dio lugar a la teoría de fractales, una de las disciplinas que forma parte de la teoría del caos. Los fractales son formas que se repiten a distintas escalas, una característica que se puede ejemplificar si se quiere medir la costa de Gran Bretaña. Según el matemático Benoît Mandelbrot, el resultado de la medición dependerá del tamaño de la regla que se utilice: cuanto más larga sea la regla, menor longitud de costa se medirá. Cuanto más corta sea, más accidentes geográficos se podrán medir, y el resultado será cada vez mayor y más preciso.
3. Los componentes de la ciencia.
Fíjate en estos dos enunciados y compáralos:
*Las cosas caen al suelo.
*Todo objeto es atraído por la Tierra por una fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ambos.
El primer enunciado pertenece a lo que llamamos lenguaje natural o conocimiento ordinario, mientras que el segundo es propio del lenguaje específico de la física. Cuanto más especializada es una ciencia, más distancia existe entre el lenguaje que esta emplea y el lenguaje común. La ciencia crea un lenguaje artificial para garantizar la objetividad y precisión de sus conceptos, leyes y teorías.
_Conceptos. Son términos específicos de cada ciencia. Deben estar perfectamente definidos y puede hablarse de tres tipos:
Clasificatorios: permiten organizar la realidad en conjuntos o grupos. Así, mediante los conceptos procariota y eucariota clasificamos las células, según posean o no núcleo.
Comparativos: permiten ordenar gradualmente los objetos de un conjunto. Por ejemplo, mediante el concepto de dureza establecemos una gradación en el conjunto de los minerales.
Métricos: permiten medir numéricamente propiedades de los objetos. Así, para medir la longitud o la masa de un cuerpo, empleamos conceptos como metro o kilogramo.
_Leyes. Cuando en química se afirma que la presión de un gas es inversamente proporcional al volumen que ocupa, estamos enunciando una ley científica y, más concretamente, la ley de Boyle. Las leyes son los enunciados básicos del conocimiento científico y se caracterizan por:
*Usar conceptos que han sido definidos previamente de forma precisa. En el ejemplo, los conceptos de presión y volumen.
*Determinar de forma universal una regularidad de la naturaleza; es decir, explicar todos los fenómenos de esa misma clase.
_Teorías. La ciencia pretende explicar ámbitos de la realidad lo más amplios posible. Por esta razón, les leyes científicas se dan interconectadas unas con otras, formando sistemas compactos, coherentes y sistemáticos, a los que llamamos teorías científicas. Por ejemplo, la termodinámica está formada por teorías que contienen principios generales, como: la energía se conserva, y leyes más específicas en las que se apoya: entre dos cuerpos de distinta temperatura y que están en contacto se produce una transferencia de energía térmica (calor) y el calor cedido por uno de los cuerpos es igual al absorbido por el otro.
4. La clasificación de las ciencias.
Observa las siguientes afirmaciones:
*La temperatura interna de los mamíferos es constante.
*La depresión no siempre está causada por un hecho traumático.
*La raíz cuadrada de 16 es 4.
*Si sucede p, entonces se da q.
Estas cuatro proposiciones son científicas, ya que pertenecen al corpus de conocimientos de la ciencia. Sin embargo, existe una diferencia evidente entre ellas. Las dos primeras hablan de algún hecho o suceso de la realidad (ya sean los mamíferos o las depresiones); es decir, son proposiciones empíricas. Las dos últimas, en cambio, no afirman nada acerca del mundo, nada que pueda ser observado en él (ya sean las raíces cuadradas o p y q); las consideramos proposiciones formales. Esta diferencia ha provocado que, tradicionalmente, se distingan también dos grandes tipos de ciencias:
_Las ciencias formales no se ocupan de los hechos o acontecimientos en el mundo, sino de relaciones entre símbolos. No tienen contenido empírico ni se basan en la observación, sino en la coherencia interna del sistema. Ciencias formales son la lógica y la matemática.
_Las ciencias empíricas se ocupan de la realidad, de los hechos que ocurren en el mundo y de sus relaciones. Tienen contenido empírico que surge de la observación y la experiencia. Además, sus afirmaciones han de ser comprobadas recurriendo a la experiencia. Dentro de las ciencias empíricas tenemos a las ciencias naturales y las ciencias sociales o humanas. Las ciencias naturales se ocupan de la realidad natural, como la física, la biología…, mientras que las ciencias sociales o humanas se ocupan de la realidad social y humana como la sociología, la historia, la psicología…
Como puedes ver, en el seno de las ciencias empíricas también distinguimos entre ciencias naturales y sociales o humanas. Durante años, fue famosa la controversia sobre si disciplinas como la historia o la psicología debían considerarse ciencias equiparables a la física que, tradicionalmente, se ha considerado el prototipo de actividad científica.
A pesar de que la historia o la psicología no se dejan reducir al lenguaje matemático, no siempre se basan en la observación y no pueden establecer leyes universales que permitan predecir con absoluta garantía el comportamiento individual o colectivo; comparten con las ciencias naturales la objetividad, la precisión y el método que las caracteriza.
5. El método científico.
Sabemos que la experimentación constituye una de las características de la investigación científica, así como la expresión de sus resultados mediante el lenguaje matemático. Para llevar a cabo dicha experimentación, los científicos emplean una metodología determinada.
El método científico es el procedimiento que siguen los científicos para alcanzar el conocimiento. Existen diferentes formas o pasos para conseguirlo. En el desarrollo de la actividad científica se emplean distintas formas de argumentación, como es la deducción y la inducción. El método que actualmente define de forma más adecuada la actividad científica se conoce como método hipotético-deductivo.
5.1. El método deductivo.
La deducción consiste en obtener una determinada conclusión a partir de la información de que disponemos, de tal manera que si dicha información es cierta, entonces la conclusión necesariamente también lo será. A los enunciados que constituyen la información de partida los llamamos premisas del argumento. Vamos a un ejemplo: Premisa 1: Todos los hombres son mortales. Premisa 2: Sócrates es un hombre. Conclusión: Sócrates es mortal.
Si las premisas son ciertas, al razonar correctamente tenemos la seguridad de que la conclusión se ha de cumplir también. Por tanto, si partimos de datos que sabemos que son verdad, la deducción nos ofrece la certeza de que el enunciado final ha de ser verdadero. Sin embargo, el método deductivo no permite ampliar conocimiento, pues en realidad se limita a hacer explícita información que ya se encontraba implícita en las premisas. Si bien este método se usa en todas las ciencias, es en las ciencias formales donde adquiere un mayor protagonismo.
5.2. El método inductivo.
El razonamiento inductivo consiste en alcanzar una tesis general a partir de un conjunto de casos concretos. En la inducción se pasa, por tanto, de lo particular a lo general. Distinguimos las siguientes fases:
*Observación y posterior clasificación de hechos concretos. Por ejemplo, cuando un astrónomo observa una supernova, una explosión muy luminosa que constituye el punto final de la existencia de una estrella. Posteriormente observa más casos de supernovas.
*Generalización de leyes mediante la inducción. A partir de aquí, el astrónomo deriva una generalización. Todas las estrellas terminan su existencia con una explosión, y se convierten en supernovas.
*Formulación de predicciones que confirmen que la teoría se ajusta a la realidad. Una estrella determinada que los astrónomos han observado que se halla en su fase final acabará explotando y se convertirá en una supernova.
La inducción sí que nos lleva a obtener conclusiones que amplían conocimiento, puesto que se llega a una ley general a partir de los casos particulares que se han observado. Tras constatar n veces que algo sucede de una determinada manera, nos permitimos generaliza y dar por sentado que será siempre así. Sin embargo, por más precauciones que podamos tomar a la hora de generalizar, algún día podríamos descubrir que nos habíamos equivocado.
5.3. El problema de la inducción.
A lo largo de la historia, numerosos filósofos y científicos han valorado la inducción como el procedimiento que siguen los científicos para desarrollar su actividad, Por esta razón, a estos pensadores se les conoce como inductivistas. Según estos, cada caso particular que se adecúe a una teoría científica supone una verificación de dicha teoría. Verificar consiste en hallar una observación o hecho experimental que corrobore una hipótesis. Cuantas más veces se verifique la teoría, mayor será su apoyo empírico, lo que garantizará su verdad. Por tanto, los hechos contribuyen a verificar las teorías, y la verdad de las teorías se apoya en las observaciones y experimentos concretos.
En caso de que existan dos teorías en disputa para explicar los mismos fenómenos, los inductivistas argumentan que podrán diseñar un experimento o realizar una observación que dirima la cuestión y la haga decantarse por una de las dos alternativas de forma perfectamente objetiva.
El inductivismo defiende que los hechos- observaciones y experimentos- son previos a las teorías, es decir, que nosotros primero percibimos los hechos, y es a partir de ellos que elaboramos teorías. También afirma que los científicos pueden captar estos hechos mediante los sentidos de forma precisa y objetiva, y que a partir de ellos se infiere una teoría.
Además, a diferencia de la deducción, la inducción es una forma de razonamiento que permite ampliar el conocimiento. Por esta razón, durante siglos se creyó que era el método propio de la ciencia. Sin embargo, hay dos aspectos de la inducción que se pueden rebatir, ya que generan algunos problemas.
*No hay observación sin teoría: si el científico no partiera de una idea previa sobre a qué debe prestar atención, la fase de recogida de datos se volvería inabordable, pues no tendría ningún criterio para saber qué era preciso anotar de todo lo que estaba observando. La investigación científica no se origina en una observación neutra, sino que el científico suele fijarse en aquellos fenómenos que cree que van a demostrar lo que él intuye que ocurre. Así, la observación viene guiada por una idea o teoría previa.
*La inducción no es formalmente válida: el razonamiento inductivo no puede encontrarse en la base del conocimiento científico por tratarse de un tipo de razonamiento lógicamente no válido. A partir de premisas verdaderas, la inducción nos puede conducir a una conclusión falsa. Por ejemplo, en el caso del argumento sobre las supernovas, a pesar de que las observaciones eran verdadera, la generalización es falsa: actualmente se sabe que hay estrellas que al llegar al final de su existencia se convierten en nebulosas planetarias. Es decir, a pesar de que la tesis general esté verificada por observaciones concretas, la inducción no nos permite asegurar si las observaciones futuras y los nuevos datos confirmarán o refutarán la tesis. Si por definición las afirmaciones generales se aplican a una infinidad de casos, esto supone que nunca será posible comprobar todos los casos para decidir si una teoría científica es realmente verdadera.
5.4. El método hipotético-deductivo.
Sabemos que la deducción permite obtener conclusiones seguras pero no amplía conocimiento, mientras que la inducción sí amplia el conocimiento pero no nos puede garantizar la verdad de nuestras leyes generales.
El método hipotético-deductivo tomará elementos de ambos para establecer el modo como debe llevarse a cabo la investigación científica. Este método combina la referencia a los datos empíricos de la inducción con la generalidad y la consistencia de la deducción. Vamos a ver los distintos pasos de que consta:
*Definición del problema. Se inicia con el descubrimiento de una situación problemática para el ser humano. Ejemplo: Se observa que las personas obesas tienen peor salud física que las delgadas.
*Formulación de hipótesis. Se propone una explicación posible, que debe ser coherente y conforme con la actitud científica: rigurosa, neutra y contrastable. Ejemplo: se propone la hipótesis de que la presencia de la hormona X impide la obesidad.
*Deducción de consecuencias. Utilizando el método deductivo, se extraen las consecuencias que tendría la hipótesis si fuera verdadera. Ejemplo: si la hipótesis es verdadera, las ratas a las que se ha inyectado la hormona X no engordarán, aunque sigan un régimen de sobrealimentación.
*Contrastación de la hipótesis. Se comprueba si se cumplen o no las consecuencias previstas. Es necesario recurrir a la observación de la realidad y a la experimentación. Sin embargo, como no podemos comprobar todos los casos, a partir de un número suficiente de estos cuidadosamente seleccionados (por ejemplo, se inyecta la hormona X a tres grupos distintos de ratas de mil miembros cada uno), podremos comprobar la validez de la hipótesis.
*Refutación de hipótesis. Cuando no se cumplen las consecuencias previstas (por ejemplo, a pesar de haberles inyectado la hormona X, las ratas han engordado), entonces, es preciso rechazar la hipótesis y volver a empezar el proceso, formulando una nueva.
*Confirmación de hipótesis. Cuando se cumplen las consecuencias previstas (después de haberles inyectado la hormona X, las ratas no han engordado), la hipótesis queda confirmada.
*Obtención de resultados. Se formula una nueva ley o teoría, o se confirma una teoría ya propuesta. Ejemplo: teoría sobre la influencia de la hormona X en la obesidad.
5.5. El método en las ciencias sociales.
Las ciencias sociales estudian la realidad social del ser humano y en ellas se da una relación singular entre el sujeto y el objeto de conocimiento, pues el sujeto es al mismo tiempo objeto de estudio, lo que, por un lado, dificulta la objetividad del conocimiento, aunque, por otro, las hace muy valiosas de cara a resolver los problemas que se plantean.
Este rasgo les otorga unas características propias, la primera de las cuales es que han de contar con la libertad de los seres humanos, por lo que las ciencias sociales no pueden enunciar leyes universales en el mismo sentido que lo hacen las ciencias de la naturaleza.
Del mismo modo, también es más difícil predecir cómo va a actuar un grupo humano, pues, usando de nuestra libertad, podemos modificar nuestro comportamiento en un momento determinado. En eso consiste, al menos en parte, la dificultad para predecir, por ejemplo, los resultados en unas elecciones.
Estas características hacen imposible que el método de investigación sea el de las ciencias naturales, y nos llevan a preguntarnos cuál es el método más adecuado al objeto de estudio. Aparecen entonces ante nosotros tres formas de concebir las ciencias sociales:
*La empírico- analítica, que pretende aplicar a la realidad social el mismo método de las ciencias naturales, basándose en el ideal de una ciencia unificada; su intención es explicar los fenómenos sociales mediante el conocimiento de las causas que los producen.
*La hermenéutica, que reconoce un estatuto propio a las ciencias sociales, diferenciadas de las naturales; su intención es comprender los fenómenos sociales alcanzando, no las causas, sino el sentido de los mismos. Algunos autores hablan de explicación comprensiva, porque a veces no es posible separar explicación y comprensión, sino que ambas interactúan.
*La crítico-racional, que añade a la explicación y a la comprensión la crítica, pues considera que toda investigación responde a un interés, y en el caso de las ciencias sociales tal interés es el emancipador o liberador, pues no solo han de explicar y comprender los fenómenos sociales, sino también ayudar a orientarlos de modo que la vida de los seres humanos se encamine a la justicia y a la felicidad.
En cuanto a los métodos que usan los investigadores de las ciencias sociales, son de dos tipos:
*Cuantitativos: cuestionarios, muestreos, test, escalas, todos ellos orientados hacia resultados estadísticos. Estos métodos no consiguen la precisión, la seguridad, la generalidad ni la capacidad predictiva de las ciencias naturales, por muy diversas razones, entre las que destacan los elementos no cuantificables de la personalidad de los sujetos estudiados, como son sus intereses, su grado de libertad y sus valores morales.
* Cualitativos: entrevistas, grupos de discusión, grupos nominales, historias de vida y otros. En este caso no se pretende la generalización, sino la comprensión de hechos y situaciones concretos. Se suelen combinar con los métodos cuantitativos.
6. La relación entre la filosofía y la ciencia.
En los inicios de la filosofía (siglo VI a.C.) no había una distinción clara entre filosofía y ciencia. Recordemos que el que está considerado como el primer filósofo, Tales de Mileto, fue también el primer matemático. La filosofía y la ciencia compartían en su origen la racionalidad como instrumento de conocimiento, sin embargo, mientras la ciencia se ocupa de estudiar una parcela de la realidad, la filosofía se encarga de estudiar la realidad como si de un todo se tratara. Esta es una de las características fundamentales que las diferencia.
A partir de la revolución científica, que tuvo lugar entre los siglos XVI-XVIII y que comprende el pensamiento de Copérnico, Galileo Galilei y Newton, la filosofía y la ciencia comienzan a diferenciarse. El uso del método hipotético-deductivo en el ámbito científico separó definitivamente a ambas disciplinas, ya que este permitía a las ciencias contrastar los hechos observados a través de la experimentación para poder formular hipótesis que explicaran racionalmente los fenómenos. La filosofía, en cambio, no posee un método específico de conocimiento son que se cuestiona la validez del método y reflexiona sobre los diversos métodos. La ciencia no cuestiona ciertos supuestos o hipótesis sobre los que basa sus argumentaciones, mientras que la filosofía somete a crítica y a análisis el fundamento de todo lo real, no dando por supuesto nada con anterioridad a su análisis.
La filosofía se diferencia de la ciencia en que puede ser considerada un saber de segundo orden o de segundo grado ya que supone el trabajo previo de la ciencia al constituir el punto de partida sobre el que apoyarse para reflexionar. Resulta necesario que la filosofía reflexione sobre las nuevas aportaciones y descubrimientos científicos. Sin embargo, no hemos de olvidar lo importante que puede ser la filosofía para valorar el alcance del conocimiento científico, sus límites y sus métodos para así lograr un análisis más profundo del valor de la ciencia y de su estrecha relación con la técnica. Por ello, la filosofía debe interesarse por las cuestiones científicas, pero no menos que la ciencia ha de hacerlo sobre las implicaciones filosóficas que sus descubrimientos y hallazgos proponen.
CIENCIA | FILOSOFÍA | |
ACTITUD | Los científicos se preocupan por conocer fenómenos observables y medibles, indagando por qué y cómo se producen los fenómenos | Los filósofos intentan conocer la totalidad de lo que hay, lo que son en realidad el ser humano y el mundo |
INTERÉS | La ciencia busca el conocimiento para poder predecir acontecimientos, controlarlos e intervenir en ellos. | El filósofo está impulsado por la búsqueda de la sabiduría, es decir, por el deseo de alcanzar la verdad y lograr la felicidad persona y una sociedad justa |
OBJETO | Cada ciencia selecciona un ámbito de la realidad (físico, químico, biológico…), que se convierten, así, en su objeto de estudio. | La filosofía tiene que determinar desde qué perspectiva va a estudiar la realidad, pues, su objeto es toda ella. Cada rama de la filosofía estudia la realidad centrándose en un aspecto distinto: la verdad, la belleza, la bondad, etc. En general, la filosofía adopta una perspectiva transcendental, es decir, busca verdades universales y necesarias. |
MÉTODO | Las ciencias se caracterizan por emplear métodos, es decir, procedimientos muy concretos que aseguren al máximo que los conocimientos que se obtienen son verdaderos. Rigor y precisión o exactitud son dos características sobresalientes de estos métodos. | En filosofía también existen diferentes métodos, dependientes de la perspectiva concreta que adopte cada filósofo. En general, la filosofía intenta no olvidar que quien realiza la actividad de conocer es siempre una persona, por lo que hay que tener en cuenta la condición humana en todo conocimiento. |
RAZONAMIENTO | Las ciencias se plantean problemas, es decir, situaciones conflictivas que siempre tienen solución. No siempre la conocemos o podemos ponerla en práctica, pero existe. En realidad, solo hay una solución válida para cada problema. Por eso la ciencia se puede entender como un proceso acumulativo de conocimientos. | La filosofía se plantea el enigma de la existencia humana. Ante él no hay solución, sino todo lo más respuestas, diferentes formas de convivir con el misterio de la existencia, diferentes formas de dar sentido a la vida. Todos respondemos de diferentes maneras a estas cuestiones a lo largo de nuestra vida. |
En conclusión, la filosofía y la ciencia han estado estrechamente relacionadas, por su origen y propósito, si bien mantienen diferencias en su forma de resolver las preguntas planteadas. Para su búsqueda de principios, ambas comparten un componente básico, que es la razón. Pero la diferencia está en que la ciencia busca las leyes generales a partir de las observaciones, las hipótesis y un método.
7. El optimismo científico y sus límites.
La actividad científica está dirigida a producir un conocimiento seguro sobre la realidad. Pero, ¿qué garantiza su fiabilidad: el lenguaje que emplea, su método, los límites a los que puede aspirar…? ¿Realmente es tan fiable como creemos?
7.1. El progreso científico.
Tanto Popper como los miembros del Círculo de Viena mantenían una concepción optimista de la ciencia, porque entendían que si examinamos la historia de la ciencia advertimos que las teorías más próximas a nosotros son más verdaderas, que las teorías más antiguas, de modo que podemos afirmar que en la ciencia hay un progreso en la búsqueda de la verdad. En el camino hacia la verdad unas tesis se mantienen mientras que otras van siendo corregidas y mejoradas, gracias a la contrastación empírica.
La obra de Thomas S. Kuhn La estructura de las revoluciones científicas cuestionó la idea misma de progreso científico, a partir de su análisis de la historia de la ciencia y su concepción de los paradigmas científicos. Según Kuhn, podemos distinguir diferentes fases en el desarrollo histórico de la ciencia. Por un lado, señaló que había momentos revolucionarios, cuando unas ideas científicas eran sustituidas por otras. La revolución copernicana, por ejemplo, representó una de estas fases.
Las etapas revolucionarias están seguidas por largos períodos en los que se desarrolla la “ciencia normal”, en los que se lleva a cabo el trabajo diario de los investigadores. En estos períodos se despliega un paradigma científico, compuesto por concepciones teóricas compartidas por los miembros de la comunidad científica, que también coincida en la manera de enfocar e intentar resolver los problemas que se les presentan. Los científicos que desarrollan su actividad bajo un mismo paradigma comparten un conjunto de valores, creencias y afirmaciones teóricas.
Kuhn explica que la ciencia es una actividad conservadora, y el trabajo habitual de los científicos consiste en ampliar el número de aplicaciones del paradigma y en realizar los mínimos ajustes para incorporar las posibles anomalías y cuestiones sin resolver que aparezcan. Sin embargo, habrá fenómenos que no encontrarán acomodo dentro de un paradigma determinado. Tales anomalías se ignoran, pero se van acumulando, hasta que llega un momento en que toda la visión del mundo que proporciona un paradigma se torna insostenible. En este momento se abre paso a un momento revolucionario. Aparecen alternativas, hasta que se consolida de nuevo otro paradigma.
Esto mismo es lo que pasó durante siglos con el modelo aristotélico-ptolemaico del Cosmos, que defendía el geocentrismo. En el período de ciencia normal, todas las observaciones que contradecían la teoría o bien eran ignoradas o se intentaban “salvar” añadiendo complejidad al sistema, pero sin tocar la tesis central de que la Tierra permanecía quieta en el centro. Sin embargo, la acumulación de anomalías llegó a un punto en el que los científicos comenzaron a sentirse incómodos con el viejo paradigma, con lo que se abrió el paso a la revolución científica.
Ahora bien, según Kuhn los científicos no adoptan un paradigma por cuestiones exclusivamente objetivas, sino que hay numerosos componentes de fe e irracionalidad. También aseguró que los paradigmas son inconmensurables, es decir, la verdad de una teoría que forma parte de un paradigma científico no se puede valorar desde las asunciones de otro paradigma. Las teorías hay que juzgarlas desde el propio paradigma. La propiedad de la inconmensurabilidad pone en cuestión el propio progreso científico. Para Kuhn, la historia de la ciencia no conduce a teorías más próximas a la verdad.
Las tesis de Kuhn supondrán un punto de inflexión en la filosofía de la ciencia contemporánea. Su crítica a la idea de progreso en ciencia, no obstante, será rechazada por I. Lakatos, filósofo de origen húngaro que trató de mejorar las posiciones de Popper. Lakatos propone un “falsacionismo sofisticado”, en el que nos explica que, dado que las teorías científicas están en relación y mutua dependencia las unas de las otras, cuando a partir de una de ellas elaboramos una predicción y esta no se cumple, los científicos no pasan automáticamente a descartar la teoría en cuestión, pues quizá el fallo esté en alguna de las que están en conexión con ella y habíamos dado por válida.
Lakatos califica de “falsacionismo ingenuo” la visión popperiana, y nos aclara que las teorías constituyen programas de investigación científica (PIC) donde hay un núcleo firme o duro (NF) que consiste en un conjunto de proposiciones que se dan por válidas y no se cuestionan por mucho que puedan fallar determinadas predicciones. Envolviendo este núcleo firme se halla un círculo protector (CP) que recoge todo el conjunto de hipótesis auxiliares que sí que se van a ver modificadas, eliminadas o reemplazadas si las predicciones no se cumplen. De este modo, el núcleo firme queda a salvo de cualquier posible ataque. Por ejemplo, en la física newtoniana sus tres leyes de la dinámica y el principio de gravitación universal constituyen el núcleo firme de la teoría. Si falla alguna predicción a partir de ella, este núcleo no se cuestiona, sino que se acude a revisar cualquier otro elemento que pueda estar conectado con él.
7.2. El problema de la objetividad.
A menudo uno de los atributos que se aplica al conocimiento científico señala su condición de ser un conocimiento objetivo, es decir, un conocimiento verdadero cuya validez queda demostrada al margen de las creencias o intereses particulares de los científicos que trabajan en dicho campo. Sin embargo, como hemos podido ir observando, el estudio de la historia de la ciencia y las reflexiones aportadas por algunos filósofos contemporáneos han ido cuestionando la presunta objetividad de la misma, así como su pretensión de alcanzar la verdad.
Recientemente han proliferado los estudios de sociología de la ciencia, disciplina en la que destaca el británico S. Woolgar. En so obra Abriendo la caja negra se propone cuestionar la pretendida objetividad científica, aludiendo al hecho de que la ciencia no es una actividad humana que se desarrolla al margen de la influencia del resto de instituciones de la sociedad. Según Woolgar, no se trata solo de que la ciencia se vea influida por su contexto histórico o social, sino que el asunto va mucho más allá.
Dado que cada vez es más cara la investigación científica y se depende de grandes inversores públicos o privados para costear la tecnología e instalaciones necesarias, ¿hasta qué punto las convicciones ideológicas, los intereses económicos o las motivaciones geoestratégicas de los gobiernos y las empresas privadas que pagan los programas de investigación no acaban interfiriendo en la dirección que toma la ciencia, e incluso en qué teorías obtienen reconocimiento y cuáles no? Woolgar afirma que dicha interferencia ha estado presente en todas las épocas y sigue existiendo en la actualidad.
7.3. El cientificismo ingenuo.
Por todo lo que llevamos dicho acerca de la ciencia, los filósofos denominan cientificismo ingenuo a la idea, por otro lado muy presente en buena parte de la sociedad, de que la ciencia es un tipo de saber objetivo y moralmente neutro que va descubriendo cada vez más verdades sobre la realidad (con la promesa implícita de que llegará un día en que será capaz de resolver todas nuestra preguntas) gracias a que aplica un método riguroso y eficaz que le permite demostrar todo lo que afirma. Según el cientificismo ingenuo, el mundo es tal como nos los representamos, y la ciencia nos enseña cómo funciona.
Sin embargo, Popper nos ha dicho que es imposible verificar completamente ninguna teoría científica. Kuhn resaltaba que cada paradigma científico nos ofrece una determinada interpretación de la realidad y que no podemos decir que unas sean más verdaderas que otras. Lakatos recoge el hecho de que los programas de investigación protegen su núcleo firme de toda posible refutación. Woolgar alerta sobre las interacciones entre poder económico y actividad científica. La aportación del filósofo austríaco P. Feyerabend será la de cuestionar el propio método científico.
Feyerabend en su obra Contra el método defiende que no existe realmente un único método científico al que se pueda apelar para diferenciar lo que es ciencia y lo que no. Señala que en las distintas ciencias se emplean muy diversos métodos, pues el modo de trabajar de las ciencias naturales y las ciencias sociales y humanas, por ejemplo, es bien distinto. En un laboratorio podemos repetir un experimento de química, pero no así en el caso de la psicología, por ejemplo, ya que si lo repetimos con la misma persona, la experiencia anterior hace que las condiciones iniciales ya no sean las mismas, y si lo hacemos con otra persona, la diversidad humana hace que el resultado pueda ser totalmente diferente. Por ello Feyerabend alude a un anarquismo metodológico y rechaza que podamos hablar de reglas metodológicas universales, como demuestra su lema más conocido “en ciencia todo vale”.
8. Ciencia, tecnología y sociedad.
Con el desarrollo de la ciencia, ha aumentado considerablemente el impacto de la técnica y la tecnología sobre el medio ambiente y las sociedades humanas. Es por ello que se hace urgente analizar cómo se ha producido este fenómeno y valorar cómo debemos actuar al respecto.
8.1. De la técnica a la tecnología.
Tanto la ciencia como la técnica, si entendemos estos términos en un sentido amplio, existen desde los albores de la humanidad, pero casi hasta el siglo XVI, siguieron caminos distintos. Los filósofos y los científicos dedicados al estudio de la naturaleza tenían generalmente inquietudes e intereses distintos de los agricultores y artesanos; sus actividades, por lo tanto, se desarrollan de forma prácticamente ajena y desconectada. Esto empezó a cambiar con el surgimiento de la ciencia moderna.
Es significativo que Galileo (uno de sus primeros representantes) fuese, también, de los primeros en llevar a cabo sus investigaciones de la mano de la técnica. Galileo construyó un telescopio (aplicando sus conocimientos ópticos) y lo empleó para estudiar los astros y, así, confirmar su teoría del universo. A partir de entonces, la relación entre técnica y ciencia ha sido cada vez más estrecha. Para la técnica, este hecho ha supuesto una transformación tan profunda que, comparándola con las formas anteriores, se ha considerado oportuno diferenciarla con otro nombre: el de tecnología.
Definimos tecnología como el conjunto de procedimientos y recursos de gran complejidad y sofisticación que caracterizan a la técnica desde el siglo XVIII. La diferencia fundamental respecto a la técnica anterior es la aplicación de las teorías y los avances científicos. La tecnología ha invadido prácticamente todos los aspectos de nuestra existencia. Gracias a ella, obtenemos múltiples beneficios, tantos que se ha convertido en algo completamente imprescindible. ¿Quién puede imaginarse el actual ritmo de vida de la humanidad sin el teléfono, el ordenador, la fotocopiadora, la televisión o el microondas?
8.2. Las nuevas tecnologías y sus retos.
Los avances tecnológicos actuales son, sin embargo, tan rápidos y tiene a menudo un impacto tan global e insospechado, que en gran medida desconocemos sus límites y riesgos, por lo que se hace urgente reflexionar sobre sus posibles repercusiones en la vida humana.
Hacia mediados del siglo XX la escuela de Frankfurt propuso ya contraponer al uso de la razón instrumental que solo atiende a la rentabilidad económica según la lógica de la utilidad, el concepto de racionalidad crítica, que valora la acción en la medida en que contribuye a la mejora de las condiciones de vida.
Pensadores que M. Horkheimer o T. Adorno lamentaban la deshumanización de la naturaleza y del ser humano, fruto de la expansión a todos los ámbitos de la técnica. La técnica se basa en una razón que solo considera los medios más eficaces para obtener ciertos fines. Es, por tanto, una razón utilitarista o instrumental que únicamente tiene en cuenta el criterio más eficiente y productivo, pero no la conveniencia o el valor de los fines al servicio de los cuales se pone. Por eso, la técnica puede servir a objetivos inadecuados, incluso destructivos, como producir más al precio que sea. Además, la técnica se revela completamente ineficaz a la hora de valorar qué fines son más adecuados que otros: nuestro bienestar o la conservación del planeta, más producción o producción más humana. Por este motivo, la escuela de Frankfurt defiende, como única solución a los problemas que conllevan el desarrollo técnico y su preeminencia, la sustitución de la racionalidad instrumental por una racionalidad más amplia y en base a retos:
*Retos éticos: los nuevos avances deberían respetar la dignidad humana en todos sus ámbitos, de ahí la necesidad de evaluar éticamente la utilización de biotecnologías, como la manipulación genética o la clonación, o evitar por ejemplo, que las tecnologías de la información y la comunicación se conviertan en una amenaza para el derecho a la privacidad.
*Retos medioambientales: la necesidad de no poner en peligro el entorno natural debe ser un requisito del desarrollo tecnológico, de ahí que sea conveniente indagar, por ejemplo, la creciente tendencia a la obsolescencia de los productos o la incentivación del consumo.
*Retos sociales: Las nuevas tecnologías deberían repercutir en el bienestar de toda la población. Cabría reflexionar sobre en qué medida la creciente tecnologización de nuestras vidas puede generar una brecha tecnológica, es decir, una situación de desigualdad social, en el sentido de que existen colectivos o países sin acceso a las nuevas tecnologías.
8.3. La tecnología responsable.
¿Somos conscientes de que una simple bolsa de plástico para llevar la compra tiene un uso de unos quince minutos, pero tarda más de cuatrocientos años en descomponerse? ¿Qué precio tiene nuestro bienestar y nuestro confort actuales para las siguientes generaciones? ¿Es la naturaleza una “propiedad” que podemos explotar sin límites, sin que sea necesario valorar las consecuencias?
Como hemos visto, las innovaciones tecnológicas pueden tener repercusiones negativas, tanto a medio como a largo plazo, y no solo para el ser humano, sino también para el resto de seres vivos y el medio ambiente. Y conviene tener en cuenta que nuestra responsabilidad no se limita únicamente al estado actual de cosas, sino que afecta también a las siguientes generaciones. El hecho de que estemos destruyendo recursos a una velocidad superior a su ritmo de regeneración natural nos obliga a plantearnos la necesidad de una tecnoética, es decir, una ética del desarrollo tecnológico que delimite qué realizaciones técnicas son aceptables desde un punto de vista moral.
En este sentido, el filósofo alemán H. Jonas publicó una de las obras que más ha marcado la reflexión sobre los límites de la tecnología: El principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para a civilización tecnológica. En ella, Jonas advierte de cómo ha cambiado nuestra situación en el mundo: si antiguamente el ser humano simplemente se hacía un hueco en el mundo natural gracias a la técnica, en la actualidad la naturaleza está tan seriamente amenazada por la tecnología que no puede garantizarse ni su preservación ni la de la propia especie humana.
Ante esta situación, Jonas mantiene que es necesario un compromiso fundamental que se concreta en lo que él llamó el principio de la responsabilidad tecnológica: el desarrollo tecnológico ha de ser compatible con la permanencia de la vida auténticamente humana en la Tierra y su preservación para las generaciones futuras.
Nuestras decisiones individuales en lo que respecta al uso de las tecnologías y al nivel de consumo tienen una clara repercusión en la futura habitabilidad del planeta. De ahí que en las discusiones en torno a cómo conseguir un medio ambiente sostenible a largo plazo haya fructificado la expresión “Piensa globalmente, actúa localmente”. Este principio de responsabilidad señala la necesidad de que tengamos en cuenta cómo nuestras acciones pueden afectar a las personas de cualquier lugar del planeta de aquí en adelante. No obstante, a la hora de actuar, lo más oportuno si queremos contribuir a mejorar el mundo que habitamos es comenzar por intentar mejorar nuestro propio entorno.
Por otro lado, desde diferentes foros se insiste en la necesidad de complementar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de forma que incluya normas para regular realidades tecnológicas que, en un principio, no constituían amenazas reconocidas para los derechos como por ejemplo:
*derecho a un desarrollo socioeconómico sostenible que permita preservar el medio ambiente natural y el patrimonio cultural de la humanidad,
*derecho a la privacidad, el anonimato y la seguridad en las transacciones en línea,
*derecho a la protección contra el spam (envíos masivos de correo electrónico no solicitado) y la correspondencia telemática invasiva.
El mundo que heredarán nuestros descendientes dependerá en gran medida de que el desarrollo tecnológico venidero se adecúe al principio de responsabilidad.
(AA. VV. Filosofía 1. Editorial Edebé. Barcelona. 2015.
AA. VV. Filosofía 1º de Bachillerato. Editorial Mc Graw Hill. Madrid. 2015.
AA. VV. Filosofía. Serie Reflexiona. Editorial Santillana. Madrid. 2015.
Corcho Orrit R y Corcho Asenjo A. Filosofía Bachillerato. Editorial Bruño. Madrid. 2015
Ríos Pedraza F. Filosofía 1 Bachillerato. Editorial Oxford Educación. Madrid 2015.
Vicenta LLorca)